Mi muy querida bienamada hija, el hombre debe alejarse del pecado y pronto. Muchísimos pecados hoy día, no son más vistos como tales. Demasiados agravios en contra de Mi Padre son cometidos sin ninguna culpa.
Hijos, deben detenerse. Están destruyendo sus vidas. Satanás me provoca mientras se jacta de aquellas almas que me roba a cada segundo. Si ustedes vieran las almas, millones de ellas, cayendo dentro del fuego de la eternidad, morirían del impacto.
Cómo me rompe el corazón presenciar el terror que estas almas, que vivieron en terrible pecado cuando estaban en la Tierra, tienen que sufrir. Los pecados de los que fueron culpables, no son siempre aquellos que ustedes suponen que son pecado mortal.
Yo hablo de la fornicación, tan fácilmente aceptada en el mundo hoy día, participando y viendo pornografía, prostitución y abuso sexual. Me refiero al odio por otros, así como también, aquellos que causan dolor y miseria a los menos afortunados que ellos mismos. Así, también, es el pecado de la idolatría en donde ustedes adoran los bienes materiales, por encima de todo lo demás, aunqueello no sean nada, más que cenizas.
¿No comprenden que una vez que pecan de esta manera, se van alejando más de Mí, cada día? Después se hace muy difícil liberarse de las garras, puestas sobre ustedes por el rey de la oscuridad. ¡Despierten hijos! Estén consientes de la existencia del Infierno y estén muy temerosos de entrar por las puertas de la eterna condenación.
Les digo esto no para asustarlos, sino para procurar que comprendan que el pecado mortal, les lleva ahí, a menos que regresen a Mí ahora. La oración y mucha de ella, será necesaria para regresar a Mí, pero escuchen esto: Para aquellos de ustedes que están desesperados, afligidos y se sienten impotentes por el abismo de pecado en el que están, solo pidan y Yo les perdonaré.
Deben mostrar verdadero remordimiento e ir a Confesión ahora. Si no pueden ir a Confesión entonces digan Mi Cruzada de Oración (24) por un período de 7 días consecutivos, para una Indulgencia Plenaria para la Absolución:
“Oh Jesús mío, Tú eres la Luz de la Tierra. Eres la Llama que toca todas las almas. Tu Misericordia y Amor no conocen límites. No somos dignos del Sacrificio que hiciste con Tu muerte en la Cruz, sin embargo sabemos que Tu Amor por nosotros es mayor que el amor que tenemos por Ti. Concédenos, Oh Señor, el Don de la Humildad, para que así seamos merecedores de Tu Nuevo Reino. Llénanos con el Espíritu Santo, para que así podamos marchar hacia adelante y guiar a Tu Ejército para proclamar la Verdad de Tu Santa Palabra y preparar a nuestros hermanos y hermanas para la Gloria de Tu Segunda Venida a la Tierra. Te honramos. Te alabamos. Nosotros mismos nos ofrecemos, nuestras penas, nuestros sufrimientos, como una ofrenda a Ti para la salvación de las almas. Te amamos Jesús. Ten Misericordia de todos Tus hijos donde sea que se encuentren. Amén.” Nunca Me doy por vencido con los pecadores y siento un particular afecto por ellos. Los amo de una manera muy especial, pero detesto sus pecados. Ayúdenme a salvarles, hijos. No lo dejen hasta que sea demasiado tarde. Su amado Jesús