Mi muy querida bienamada hija, no importa cuán difícil sea tu sufrimiento físico, debes reconocer que así como este continúa intensificándose, así es como Yo siento. Tu sufrimiento refleja solo una fracción de Mi propio sufrimiento. En unión Conmigo, tú sabrás que por cada dolor y oscuridad interior del alma que tu experimentes, conocerás el tormento que Yo padezco por los pecados de la Humanidad.
Mucha gente, erróneamente, cree que Mi sufrimiento comenzó y terminó en la Cruz.
Mi sufrimiento no terminará, hasta que todos los hijos de Dios estén unidos en amor y armonía, en donde ningún pecado existirá en el Nuevo Paraíso de Mi Padre.
No importa cuánto ha sido dicho a la Humanidad acerca de Mi existencia, aún me odian.
Entre los creyentes, aunque soy aceptado, Mis Enseñanzas son solo toleradas por ellos, basadas en sus propias condiciones.
Muchos tratarán a otros con amor y bondad, pero solo si aquellos, a los que ofrecen esta dádiva, corresponden a sus propias ideologías.
Por ejemplo, muchos condenarán a los pecadores, cuando deberían mostrarles bondad y rezar por ellos. Ellos deben, en cambio, predicar con el ejemplo.
Algunos derraman desprecio sobre otros, en vez de mostrar el amor que se espera de ellos como cristianos.
Nunca condenen a otros, incluso si ustedes no están de acuerdo con ellos, porque ese no es su derecho. Nadie, solo Dios, tiene la Autoridad para Juzgar a otro.
Mientras muchos creyentes continúan rindiéndome homenaje, esto, será sobre sus propias condiciones.
Algunos sentirán la necesidad de diferenciarse de sus hermanos y hermanas, para mostrar al mundo cuán aprendidos son en asuntos espirituales. Ellos entonces usan sus propias interpretaciones de lo que Mi Misericordia realmente significa.
¿Cuántas veces han oído que Dios es todo Misericordia? “Él es tan misericordioso que, porque Él ama a todos, ¿Él nunca los condenaría?”
“Que Él ¿nunca enviaría un alma al Infierno?”
Bueno, esto es una mentira. Tantas mentiras, en donde la existencia del Infierno es negada, será la caída de los Cristianos.
Las personas se condenan ellas mismas al Infierno. Yo no las pongo ahí. Ellas lo eligen, al negarse a dar su espalda al pecado mortal.
Tampoco buscarán perdón o mostrarán remordimiento. Esto es un pensamiento peligroso y es el deber de todos los Cristianos, advertir a otros de los peligros del Infierno.
Tantos, incluyendo a aquellos que rechazan a sus hijos el Sacramento del Bautismo, hablan como si el pecado ya no importara más.
Ellos creen que todo pecado “será” perdonado. Esto no es correcto.
Todo pecado “puede” ser perdonado, no importa cuán negro el pecado, pero solo si el pecador busca perdón.
Ahora les hablo desde el Cielo para preparar a todos los hijos de Dios, para Mi Segunda Venida y ¿qué encuentro? Les hablo desde detrás de las paredes de la prisión y en una celda dentro de la cual ustedes me han arrojado, porque se rehúsan a creer que Yo podría hablarles de esta manera.
¡Oh, cómo me ofenden!
Para aquellos que han dedicado sus vidas devotos a Mí y que están bien informados acerca de Mi Sagrada Escritura, pero ahora me rechazan, les digo esto:
Sus rechazos a Mí ahora, les dejarán atormentados y en gran tristeza, cuando la Verdad les sea revelada.
Porque entonces, se darán cuenta de las almas que arrojaron a un lado, cuando Yo necesité su ayuda para salvarlas.
Cómo me hacen llorar con la frustración de su ceguera, causada por su falta de humildad.
Dudan de Mi Santa Palabra cuando deberían abrazarla, sujetarla, porque son ustedes un alma que se ahoga y no tienen generosidad de corazón.
Les suplico que respondan a Mi llamada.
Su amado Jesús,
Redentor de la Humanidad